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Diego Boris, músico independiente y titular del flamante Instituto Nacional de la Música, durante un recital que realizaron en la Antártida Argentina para promover la Ley de la Música. |
-Desde que hicieron el recital en la Antártida parece que las cosas
también se encaminaron para que finalmente cuenten con la Ley de la Música, ¿no?
Diego Boris: Sí,
esa fue una movida que tenía que ver con la soberanía cultural, con hacernos
visibles por la ley de la música y también para demostrar que los músicos, por
nuestros sueños, por nuestros ideales, somos capaces de ir hasta el fin del
mundo. Dio resultado, tanto es así que ahora tocó Metallica en la Antártida, y
para nosotros ahora es un orgullo que ahora se ponga como antecedente que La
Tolva y Omar Garayalde tocaron en la Antártida.
-¿Y cómo fue ir a la Antártida?
D.G.: Y, es como
ir a otro planeta: no existe el dinero –vos no podés gastar nada porque no hay
ni un quiosco-, es un lugar donde hay otro tipo de relaciones y también es
sentir que La Antártida es Argentina. Muchos de los recursos naturales que
tiene la humanidad están ahí y está muy bueno haber podido llegar con la música
y, al mismo tiempo, avanzar en un concepto de soberanía cultural tocando en los
lugares más recónditos, porque es nuestro territorio.
-Supongo que les debe producir mucha alegría tanto la sanción de la Ley
de la Música como la consolidación de la Ley de Medios, después de tantos años
que los músicos vivieron sin una institucionalidad que los respaldara, ¿es así?
D.G.: Sí, otras
expresiones artísticas estaban ya consideradas legalmente desde hace mucho
tiempo, pero la música parece que era considerada como algo que tenía que ver
con el espectáculo, con el divertimento, hasta un adorno. Bueno, estos son
tiempos en que la música adquiere un estatus de cultura, como arte, y el arte no
puede estar solamente sujeto a la lógica de mercado, tiene que haber un
organismo de fomento que pueda hacer visible los anticuerpos musicales que
genera una sociedad, que muchas veces no están cerca de lo que son los centros
urbanos sino que hay que ir a buscarlos. Por eso el Instituto, que ya nace
federal, con una sede en cada región, va a permitir estar mucho más cerca del
músico. Hay muchos músicos con un talento increíble que no pueden hacerse
visibles porque no están cerca de los centros urbanos para ser escuchados.
-¿Y el canal de la música?
D.G.: Bueno, esa
es otra etapa, nunca pudimos tener el canal de la música porque no teníamos
Instituto de la Música. Existen canales de música argentina como CM, pero
nosotros buscamos un canal estatal que pueda justamente difundir y hacer
visibles las cosas que el mercado no elige o no fomenta. Entonces cuando ya
tengamos el Instituto funcionando vamos a trabajar para tener también un canal
de la música funcionando, como tiene otras artes.
-Las nuevas leyes también le otorgan financiamiento al Instituto de la
Música, ¿es así?
D.G.: Sí, el
Instituto tiene financiamiento a través de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual. La Ley de Medios y la Ley de la Música están muy ligadas en lo
profundo, porque a través de cada artículo hay un actor social: cooperativas,
pueblos originarios, músicos, actores, radios comunitarias, organizaciones que
protegen la diversidad o que protegen la discapacidad, son leyes que necesitan
del protagonismo de la sociedad para poder ser implementadas en profundidad.
-El compromiso que ustedes muestran está aniquilando del estigma social
acerca que el rockero es drogón y descomprometido…
D.G.: Es que
durante muchos años se generó un modelo de músico que apuntaba a eso: el músico
que no tiene pensamiento profundo, que ante cualquier pregunta profunda respondía
con una evasiva –como bien lo reflejaba Capusotto con su Pomelo-, y nosotros
creemos que el músico es parte importante de la sociedad como cualquier otro
actor y no por elegir un lenguaje artístico para comunicarnos tenemos que
descuidar cualquier otra parte del intelecto. Las emociones, nuestra intuición,
nuestra inspiración, están al servicio del arte, pero también tenemos cosas
para decir, cosas para conquistar y no nos parece que el vaciamiento de
contenido de los artistas sea la mejor manera de conquistar esas leyes que
necesitamos. Si esto hubiese sido así en la época de Homero Manzi, Discépolo,
etc, etc, no tendríamos hoy derecho de autor, no tendríamos derecho de interprete,
esa gente no solo tenía un talento increíble para realizar una obra, sino que
también tenía una capacidad muy grande para influir en su tiempo.
R.F.L.
Destacado:
Diego Boris: “Si
no fuera por Homero Manzi, Discépolo, etc, etc, no tendríamos hoy derecho de
autor, no tendríamos derecho de interprete, esa gente no solo tenía un talento
increíble para realizar una obra, sino que también tenía una capacidad muy
grande para influir en su tiempo.”