El maestro Héctor Larrea creció en el campo con el sueño de hacer “humor en la radio” y vaya si lo logró. Su carrera ya lleva cincuenta años en el aire y cuenta con un reconocimiento unánime del público y los profesionales de los medios. Hoy conduce todas las mañanas ese verdadero circo criollo llamado Una vuelta nacional (AM 870) con el que llena de música, arte y alegría los hogares que sintonizan Radio Nacional.
Cómo viviste la llegada de Néstor Kirchner después de la gran crisis?
Héctor Larrea: Bien, como peronista muy bien porque los postulados del kirchnerismo tienen mucho que ver con muchos postulados peronistas. Muchísimo. Una de mis primeras percepciones
desde niño fue el Estatuto del Peón.
¿Por qué?
H.L.: Porque es de lo que hablaban en mi casa. Y lo que se escuchaba por radio, en la radio recién llegada a mi casa. Mi padre había sido boyero primero, peón después y músico después. Pero él hablaba con un tío mío de lo que significaba para la gente el Estatuto del Peón, tomándolo como símbolo de lo que fue el peronismo: Nada menos que la justicia social. Entonces yo me crié con esa idea de que pocas cosas le habían sucedido tan buenas al país como las leyes que beneficiaban
a la gente y que traían justicia social.
Es que fue un cambio extraordinario
H.L.: Había mucha gente que se asombraba: ¿cómo? ¿éste derecho tengo yo? Ellos ganaban entre 10 y 12 pesos por mes y no tenían descanso los domingos. La gente era una cosa que producía, semiesclavos, que solo tenían obligaciones pero no tenían derechos. Y a partir de Perón, esto lo recuerdo como si me lo estuvieran contando hoy, tenían que ganar como 170 pesos,
en vez de 10 o 12. Y Perón contaba que la madre de él, que tenía un establecimiento en el sur, le dijo: vos estás absolutamente loco si creés que yo le voy a pagar esa suma a un peón. Y él le dijo: bueno, cerrá el establecimiento porque pagárselo se lo vas a tener que pagar.
Cómo viviste la llegada de Néstor Kirchner después de la gran crisis?
Héctor Larrea: Bien, como peronista muy bien porque los postulados del kirchnerismo tienen mucho que ver con muchos postulados peronistas. Muchísimo. Una de mis primeras percepciones
desde niño fue el Estatuto del Peón.
¿Por qué?
H.L.: Porque es de lo que hablaban en mi casa. Y lo que se escuchaba por radio, en la radio recién llegada a mi casa. Mi padre había sido boyero primero, peón después y músico después. Pero él hablaba con un tío mío de lo que significaba para la gente el Estatuto del Peón, tomándolo como símbolo de lo que fue el peronismo: Nada menos que la justicia social. Entonces yo me crié con esa idea de que pocas cosas le habían sucedido tan buenas al país como las leyes que beneficiaban
a la gente y que traían justicia social.
Es que fue un cambio extraordinario
H.L.: Había mucha gente que se asombraba: ¿cómo? ¿éste derecho tengo yo? Ellos ganaban entre 10 y 12 pesos por mes y no tenían descanso los domingos. La gente era una cosa que producía, semiesclavos, que solo tenían obligaciones pero no tenían derechos. Y a partir de Perón, esto lo recuerdo como si me lo estuvieran contando hoy, tenían que ganar como 170 pesos,
en vez de 10 o 12. Y Perón contaba que la madre de él, que tenía un establecimiento en el sur, le dijo: vos estás absolutamente loco si creés que yo le voy a pagar esa suma a un peón. Y él le dijo: bueno, cerrá el establecimiento porque pagárselo se lo vas a tener que pagar.
Un gran cambio de conciencia.
H.L.: Y ahí empezó nada menos que la gente a tener conciencia de sus derechos. Con idas y vueltas, alzas y bajas, se han ido cercenando de nuevo, hay complicidades vergonzosas para que no se respeten los derechos de la gente. También tenían que tener un lugar para dormir digno: antes los peones dormían en el suelo. Tíos míos, tías mías, han ido a las cosechas y han criado criaturas a la intemperie. Todo eso me hizo muy peronista y me entusiasmó muchísimo la presencia de Kirchner, pero no al principio.
Es que Kirchner fue revelando su potencial paso a paso después de obtener poca cantidad de votos.
H.L.: Cuando ví que él enunció algunas cosas… Perón decía que para hacer una tortilla siempre es necesario romper huevos. De modo que no puede ser siempre calma como cuando dicen que no tiene que haber confrontación.¿Cómo no va a haber confrontación? Si no hay confrontación te ganan de nuevo. Se van a quedar con todo de nuevo, nadie va a tener derechos. A mí me gustó mucho lo de Kirchner.
¿Y Cristina?
H.L.: Me sigue gustando lo de Cristina y tengo mucha confianza que va a seguir llevando adelante el proyecto. Falta mucho, es cierto, pero está el proyecto y está la intención de no ponerse al servicio de intereses económicos, ni de multinacionales ni de monopolios. Eso es muy valioso, espero que nuestros compatriotas se sigan dando cuenta de eso, porque lo dramático viene después con la pérdida de derechos. El objetivo de las corporaciones es ganarle derechos a los otros.
En determinado momento en este país había un 50 y 50, el famoso fifty fifty de participación del PBI. Después fuimos perdiendo, perdiendo y perdiendo. Entonces me entusiasmaba mucho venir a esta radio porque había gente que pensaba como pienso yo y a uno le gusta estar donde sabés que no te vas a encontrar con algo que no tiene absolutamente nada que ver con vos. Mi corazón está con los sectores más pobres, no podría pertenecer a ningún otro sector, de ninguna manera, estaría en contra de lo que yo siento. Ir contra los sentimientos de uno no es fácil.
En ese sentido parece que hay muchos periodistas, conductores y trabajadores de los medios que están haciendo un esfuerzo grande para trabajar en sitios donde se sienten incómodos.
H.L.: Yo pienso que sí y hay gente que incluso me lo dice. Les cuesta trabajar en medios donde no están al servicio de la gente. Y no les gusta, claro que no les gusta. Hay gente muy digna, pero tampoco les podés pedir que se vayan a la casa. Yo tengo muchos amigos que trabajan en medios que no les gusta estar. Ya se va a ir corrigiendo en la medida en que no se abandonen los propósitos porque si se abandonan los propósitos no se consigue nada.
¿Qué te parece el regreso de la juventud a la política?
H.L.: Me parece grandioso. Qué mejor cosa podíamos esperar, sobre todo yo que tengo mis años y mi vida vivida, que renazca una inquietud, sobre todo con raíz popular.
¿Te lo esperabas?
H.L.: No, no era muy optimista. Yo no soy un tipo muy informado pero ví qué manera se manifestó
públicamente para el tiempo de la muerte de Kirchner. Hay una juventud muy interesada, intelectualmente honesta y elevada, que puede hacer un análisis sabio de las cosas. Vengan de donde vengan, porque vos podés ser de una familia de muy buen pasar e interpretar en tu fuero íntimo que trabajar por el que menos tiene es una causa muy noble y abandonar las causas de tus familiares. Yo estoy cansado de ver ese tipo de ejemplos. Más he frecuentado gente del pueblo, ideológicamente, porque trabajaba para el pueblo. Sin embargo he tenido amigos de cuanta ideología vos puedas pensar. Sobre todo en el interior, en Bragado, en Pehuajó y después cuando
vine a Buenos Aires. Traté a mucha gente de izquierda brava, tuve muchos amigos comunistas, tuve amigos trotskistas y por supuesto, peronistas y radicales. Yo siempre prefiero a los tipos de raigambre profunda en cuanto al pensamiento. Aprendí mucho en Buenos Aires, me trataron muy bien. Es una ciudad muy acogedora e inclusive, para cualquier tipo de inquietud que vos tengas Buenos Aires siempre te va a recibir, te va a ofrecer cosas y te va a enriquecer.
H.L.: Y ahí empezó nada menos que la gente a tener conciencia de sus derechos. Con idas y vueltas, alzas y bajas, se han ido cercenando de nuevo, hay complicidades vergonzosas para que no se respeten los derechos de la gente. También tenían que tener un lugar para dormir digno: antes los peones dormían en el suelo. Tíos míos, tías mías, han ido a las cosechas y han criado criaturas a la intemperie. Todo eso me hizo muy peronista y me entusiasmó muchísimo la presencia de Kirchner, pero no al principio.
Es que Kirchner fue revelando su potencial paso a paso después de obtener poca cantidad de votos.
H.L.: Cuando ví que él enunció algunas cosas… Perón decía que para hacer una tortilla siempre es necesario romper huevos. De modo que no puede ser siempre calma como cuando dicen que no tiene que haber confrontación.¿Cómo no va a haber confrontación? Si no hay confrontación te ganan de nuevo. Se van a quedar con todo de nuevo, nadie va a tener derechos. A mí me gustó mucho lo de Kirchner.
¿Y Cristina?
H.L.: Me sigue gustando lo de Cristina y tengo mucha confianza que va a seguir llevando adelante el proyecto. Falta mucho, es cierto, pero está el proyecto y está la intención de no ponerse al servicio de intereses económicos, ni de multinacionales ni de monopolios. Eso es muy valioso, espero que nuestros compatriotas se sigan dando cuenta de eso, porque lo dramático viene después con la pérdida de derechos. El objetivo de las corporaciones es ganarle derechos a los otros.
En determinado momento en este país había un 50 y 50, el famoso fifty fifty de participación del PBI. Después fuimos perdiendo, perdiendo y perdiendo. Entonces me entusiasmaba mucho venir a esta radio porque había gente que pensaba como pienso yo y a uno le gusta estar donde sabés que no te vas a encontrar con algo que no tiene absolutamente nada que ver con vos. Mi corazón está con los sectores más pobres, no podría pertenecer a ningún otro sector, de ninguna manera, estaría en contra de lo que yo siento. Ir contra los sentimientos de uno no es fácil.
En ese sentido parece que hay muchos periodistas, conductores y trabajadores de los medios que están haciendo un esfuerzo grande para trabajar en sitios donde se sienten incómodos.
H.L.: Yo pienso que sí y hay gente que incluso me lo dice. Les cuesta trabajar en medios donde no están al servicio de la gente. Y no les gusta, claro que no les gusta. Hay gente muy digna, pero tampoco les podés pedir que se vayan a la casa. Yo tengo muchos amigos que trabajan en medios que no les gusta estar. Ya se va a ir corrigiendo en la medida en que no se abandonen los propósitos porque si se abandonan los propósitos no se consigue nada.
¿Qué te parece el regreso de la juventud a la política?
H.L.: Me parece grandioso. Qué mejor cosa podíamos esperar, sobre todo yo que tengo mis años y mi vida vivida, que renazca una inquietud, sobre todo con raíz popular.
¿Te lo esperabas?
H.L.: No, no era muy optimista. Yo no soy un tipo muy informado pero ví qué manera se manifestó
públicamente para el tiempo de la muerte de Kirchner. Hay una juventud muy interesada, intelectualmente honesta y elevada, que puede hacer un análisis sabio de las cosas. Vengan de donde vengan, porque vos podés ser de una familia de muy buen pasar e interpretar en tu fuero íntimo que trabajar por el que menos tiene es una causa muy noble y abandonar las causas de tus familiares. Yo estoy cansado de ver ese tipo de ejemplos. Más he frecuentado gente del pueblo, ideológicamente, porque trabajaba para el pueblo. Sin embargo he tenido amigos de cuanta ideología vos puedas pensar. Sobre todo en el interior, en Bragado, en Pehuajó y después cuando
vine a Buenos Aires. Traté a mucha gente de izquierda brava, tuve muchos amigos comunistas, tuve amigos trotskistas y por supuesto, peronistas y radicales. Yo siempre prefiero a los tipos de raigambre profunda en cuanto al pensamiento. Aprendí mucho en Buenos Aires, me trataron muy bien. Es una ciudad muy acogedora e inclusive, para cualquier tipo de inquietud que vos tengas Buenos Aires siempre te va a recibir, te va a ofrecer cosas y te va a enriquecer.
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