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Tom Lupo, psicólogo, escritor, periodista, conduce el programa Noche tras noche en Radio Nacional. Comunicador de la cultura nacional. |
“El peronismo es una
revolución tan pacífica que las víctimas vinieron después, como castigo, y las
víctimas fueron los mismos peronistas. En todas las revoluciones mueren los
contrarios, en esta no”.
¿Es verdad que
soñaste con Evita?
Tom Lupo: (Ríe) Sí,
he soñado más de una vez con Evita, quizás tenga que ver con que en la primaria,
uno de los libros más importantes para mí fue “La razón de mi vida”. Y yo me
enamoré de ella, vi esa foto, esos ojos… Aparte, ella había pasado una vez por
el Chaco y fue un torbellino. Años después Miguel Ángel Estrella (pianista clásico,
embajador argentino ante la UNESCO) me contó una historia que me impresionó
mucho, por lo que puede ser en la vida de un chico la presencia de una mujer
tan importante. Evita estuvo en Tucumán, en el colegio donde estudiaba Miguel
Ángel Estrella, y le preguntó: ¿Qué querés ser cuando seas grande? Y él le dijo:
yo quisiera ser músico. Ella lo miró y le dijo: Yo voy a dar mi vida para que
ustedes cumplan sus sueños. “Desde ese día cambió mi vida, me volví fanático de
Evita”, me dijo.
El peronismo parece
una fuente inagotable de historias fantásticas.
T.L.: Sí, fijate
que mi pueblo que se llama Charata, en el Chaco, estaba dividido por las vías
en dos pueblos: el de este lado y el del otro lado. Cada lado tenía su club de
fútbol diferente y era diferente ser de un lado o del otro. Entonces, había que
decidir dónde iba la escuela nueva y hubo tantas peleas, que decidieron hacer
una de cada lado. Sinceramente, solo con el peronismo puede pasar esto. Y lo
que yo soñaba era que Evita venía a nuestro colegio y estaba en el lugar donde
jugábamos, que era un jardín maravilloso, con hamacas. Ella aparecía ahí.
También me llamó la
atención tu fecha de nacimiento tan cercana al 17 de Octubre.
T.L.: Totalmente.
Aparte, nací el mismo día en que se casaban Perón y Evita. Y además pasaba algo
raro que era que yo sentía mucha admiración por Evita y en mi familia eran
radicales. Y era bravo. Cuando murió Evita había que ir al colegio con luto si no,
directamente, no entrabas. ¡Y mi familia me decía: de acá no salís con luto! Yo
estaba en un conflicto muy grave para un chico: no podía salir de mi casa con
luto y yo quería ir al colegio y ponerme el luto porque la amaba. Sentía una
soledad terrible. Entonces mi abuelo, que era un genio, me compró una cinta
aisladora y yo salía de mi casa sin luto y luego cortaba un pedacito de cinta
aisladora, me lo pegaba en el guardapolvo y entraba con luto al colegio ¡Mirá
que increíble! Después dicen que el peronismo es autoritario y no sé cuantas
cosas más.
Pienso en tu relación
con la comunicación y la cultura y me remonto al programa de radio Submarino Amarillo,
en los lejanísimos ochenta.
T.L.: Bueno, ahí
no sabíamos que iba a ser tan importante: llegaba con un demo gente como Soda
Stereo, o los Redonditos de Ricota, sin el disco todavía; los Ratones
Paranoicos, después con el tiempo, los Fabulosos Cadillacs. La verdad que yo me
daba cuenta que eran buenos, qué música, decía. Muchos después me lo han
recordado: yo debuté en tu programa, fuiste el primero. Pero realmente a mí me
parece que fue casi un accidente: yo estaba en el lugar adecuado, en el momento
adecuado, con cierta sensibilidad.
Sí, cierta
sensibilidad como para abrir la puerta
T.L.: Me gustaba
la cultura nacional y me parecía legítimo que una banda que ensayó, que grabó -un
demo era toda una producción casi industrial-, que tuviera por lo menos derecho
a ser pasado alguna vez en la radio. Aparte yo ya era psicólogo y había
estudiado bastante de comunicación y no podía evitar saber el daño que era que le
roben a una generación la lengua. Que el 95% de la música sea en inglés era un
robo terrorífico, el lenguaje es constitutivo del ser, es nuestra propia
lengua. Y no estaba presente en la radio.
La cultura nacional y
popular estaba censurada y era desconocida para algunas generaciones.
T.L.: Sí, yo en esa
época había empezado a leer a Jauretche, Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui, y
a mí me maravilló eso. Aparte la juventud estaba en manos del comunismo, ser
peronista era una cosa rara. Y me maravillaba con Jauretche y pensar el mundo
desde acá, me parecía extraordinario. A mí también me gustaba mucho la poesía
de acá y recibí la herencia de un gran militante que fue Haroldo Conti. Él fue
profesor en la escuela donde yo estudiaba. Entró una tarde y dice: vengo a
enseñar educación democrática, pero como eso no sirve para nada, yo preferiría
leerles cuentos de autores latinoamericanos. Y se sentó en una tarimita y nos
empezó a leer un cuento de Dalmiro Sáenz. Ese tipo me empujó a leer literatura
latinoamericana. Yo venía de leer a los rusos, a Dostoievski, a los yanquis, y
fue la pata que necesitaba para terminar de ensamblar mi relación con la
cultura latinoamericana y nacional. Él era un militante de izquierda
importante, él ya se estaba jugando en ese acto y después, como muchos sabrán,
fue desaparecido por la dictadura.
Dicen que era un tipo
entrañable.
T.L.: Extraordinario.
Fijate que ahí se planteó la idea de cómo hacer para mejorar la vida de 30 o 40
estudiantes, cambiarles el destino aunque sea un centímetro. Algunos lo
seguimos y otros no le dieron pelota, pero los que lo seguimos encontramos un
nuevo mundo: nos hizo conocer a Walsh, a Cortazar, a Borges, eso te cambia la
cabeza. A veces pienso si parte de lo que hice después, no fue devolverle este
favor a Haroldo Conti. Hacer de posta, él hizo de posta.
Bueno, en esa posta
hay muchos que hoy cuentan el peronismo a los más jóvenes.
T.L.: Jorge
Alemán es un psicoanalista argentino, un tipo que hace años vive en España. Él
contó que explicaba a los españoles lo que significaba el peronismo en cuanto
una revolución pacífica y sintió que lo escuchaban con atención. El relato del
peronismo en otro país, bien contado, es algo extraordinario. Lo que él decía
es que no existen antecedentes en la historia del mundo de una revolución tan
pacífica, que produjera tan pocas víctimas. Es la verdadera revolución ¿quién
puede negar que hubo un cambio en el acceso de las clases sociales al trabajo, a
la educación? Etcétera, etcétera: el Estatuto del Peón, lo que quieras ponerle.
Sobre todo la concepción de recuperar las empresas que eran extranjeras, la
política de defensa de lo nacional. Eso fue una revolución en Latinoamérica. El
peronismo fue una revolución tan pacífica que las víctimas vinieron después,
como castigo, y las víctimas fueron los mismos peronistas. En todas las
revoluciones mueren los contrarios, en esta no.
¿Creés que hoy que se
dan nuevos pasos en esa revolución pacífica?
T.L.: Me parece
que sí, que hay gestos que producen una impronta y una emoción que solamente se
viven en los estadios revolucionarios o en la ilusión de que hay un cambio.
Puede ser muy trillado, pero para mí sigue siendo virginal la orden de
Kirchner: -Proceda, a Bendini, y la bajada de los cuadros de los represores.
Eso fue inédito en nuestra historia. Si a eso le sumamos el no al ALCA, la
reestatización de Aerolíneas, recuperar la plata de las jubilaciones, que era
un robo increíble…
Eso es peronismo.
T.L.: Eso es
peronismo, pero es un peronismo que además toma en cuenta los derechos humanos,
que es un plus que se le agrega, porque no había esa problemática en la época
de Perón. Los Kirchner le agregan algo extraordinario y van hasta el hueso. Es
un peronismo extraordinario que además puede mostrar que fuimos hacia atrás,
que retrocedimos, que fuimos robados por Menem porque eso no tiene nada que ver
con el peronismo, fue una estafa al peronismo, una usurpación, y ese mismo
movimiento recupera sus mejores banderas y realiza la política contraria a la
que hizo ese pseudo peronista, restaña la herida que dejó el neoliberalismo y
vuelve a construir otra visión. Sin duda, Néstor Kirchner y Cristina
constituyen los mejores gobiernos desde Perón, yo no tengo ninguna duda.
Es que, realmente, con
el peronismo pasan cosas extraordinarias.
T.L.: Sí, y otra cosa extraordinaria es lo que
está pasando en cuanto a la ciencia y la comunicación: La creación del
Ministerio de Ciencia y Tecnología, la repatriación de más de 800 científicos y
lo que significa Tecnópolis, habla de un pensamiento de futuro y de una visión
estratégica singulares. Y me parece fundamental la dimensión que tomó la
comunicación pública. La creación de canales como Encuentro, Paka Paka e Incaa
tv, permiten un desarrollo de nuestra cultura que estaba realmente ausente.
Además, con la calidad actual de Canal 7 y de Radio Nacional han creado
nuevos vínculos con gran parte de la población. En mi caso, es una alegría
comprobar el crecimiento de Radio Nacional y poder, a través del programa en el
cual trabajo, “Noche tras Noche”, poner en primer plano a nuestros artistas,
nuestros escritores, nuestros músicos y nuestros poetas, es un acto de justicia
con esa gran producción de nuestra gente y cuando hablo de nuestra gente
incluyo a toda Latinoamérica, porque volvimos a sentir que el sueño de la
Patria Grande está haciéndose realidad”.
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