
El Ministro de Ciencia y Tecnología indicó que “No hay nadie que esté recibido en esas carreras que no tenga trabajo” y destacó que “Muchos chicos que están haciendo la carrera de computación al mismo tiempo trabajan en empresas de videojuegos, con muy buenos salarios”.
Como país necesitamos que los chicos estudien carreras científicas como ingeniería, biología, química, software.
L.B.: Sí, por ejemplo, el año pasado uno de los programas más bajados en el Iphone era de una empresa argentina. Y estamos hablando de millones de usuarios. La industria del videojuego es una de las más promisorias.
¿Y qué tienen que estudiar los pibes para entrar en la industria del software?
L.B.: Tienen que estudiar alguna de las carreras de computación. Muchos chicos que están haciendo la carrera al mismo tiempo trabajan en empresas de videojuegos, con muy buenos salarios, lo que paradójicamente es un problema, porque muchos no terminan la carrera porque les pagan bien. Me contaban empresarios, que a su vez son jóvenes –alrededor de los 40 años-, que los chicos de 20 que trabajan en la empresa tienen su propio auto. No hay muchas actividades en las que alguien de 20 años pueda comprar su propio auto.
¿Y los pibes que estudian química o biología tienen salida laboral en este momento, o siguen las dificultades de siempre?
L.B.: Las ingenierías, la química, la matemática, la computación, la geología, la meteorología, son carreras que tienen desempleo cero. No hay nadie que esté recibido en esas carreras que no tenga trabajo. Mientras que al mismo tiempo hay miles de psicólogos haciendo otra cosa que la que estudiaron.
¿Es dificultoso promocionar las áreas de conocimiento que necesita el país?
L.B.: En una sociedad como la nuestra donde consideramos a la educación como un bien público, creo que hay que hacer un marketing más inteligente de las carreras científicas: hay que desmitificar esto de que las carreras científicas son difíciles cuando en realidad tienen una dificultad distinta, no mayor. No es más difícil la matemática que la psicología y esto hay que tratar de instalarlo en los secundarios. Por eso ahora estamos haciendo un canal de televisión para mostrar que las carreras científicas son divertidas y tienen buenos salarios. También vamos a mostrar las olimpíadas de matemática donde los chicos resuelven problemas de modos que los profesores no podían imaginar.
¿No influye que durante muchos años no se haya valorado a los científicos?
L.B.: Yo creo que hubo una posición dual: por un lado había una veneración por el científico, por ejemplo la imagen del doctor Leloir que sentado en una silla de paja se hizo un premio Nóbel, como si se tratara de un monje anacoreta que anduvo ayunando durante dos años. Los científicos eran valorados pero no respetados en su rol social. Y nosotros queremos pasar de eso, de la gente muy conocida que hace cosas que nadie entiende porque no se conocen, a desarrollos concretos hechos por gente desconocida. Por ejemplo, el dispenser de Coca Cola que está en Ezeiza -que parece una Ferrari-, es único en el mundo, es de una empresa de chicos argentinos que no tienen más de 25 años. Y ya se está exportando. La ciencia tiene redundar en generar puestos de trabajo legítimos.
¿Se están desarrollando vacunas?
L.B.: Estamos desarrollando vacunas para animales como un proyecto para tuberculosis en bovinos, que es una enfermedad importante desde el punto de vista de la producción. Hay un proyecto muy interesante de una plataforma para vacunas que se está haciendo en Córdoba. Y ya hay interés de algunas empresas para explotar las patentes que se están generando ahí. El país puede ubicarse como un productor de vacunas a nivel internacional, que ya empezó con la producción de vacunas para la gripe, es un tema importante, especialmente en nichos donde la Argentina puede competir eficazmente como las vacunas animales. Y la tendencia mundial es que para evitar las futuras pandemias hay que vacunar a los animales: a los cerdos para evitar la gripe porcina, a las aves para la aviar.
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